Quién te Cantará | Breve análisis


Dirigida por Carlos Vermut, quién en el 2014 dirigió Magical Girl, narra la historia de una cantante con amnesia. En el sentido narrativo, la trama en sí no es complicada ni aborda tanto tiempo discutirla. Sin embargo, hasta que no se trata el giro principal, el espectador puede sentirse algo confundido ante la falta de información precocida.  Es decir, tanto el espectador como la protagonista andamos en la luna. La película comienza con la protagonista siendo revivida tras haberse ahogado en una playa, inmediatamente después vemos como despierta en un hospital junto con una señora que dice ser su amiga. Blanca, la amiga, le dice que la fue a ver para hablar de trabajo y que Lila, la protagonista, se fue a la playa y cuando la fue a buscar Blanca, pues la encontró ahí ahogada. 

Lila llega a su casa y se encuentra tan perdida como el espectador. Blanca le dice que es crudivegana y Lila responde "¿La carne también la como cruda?", no corazón, crudivegana. Al final pide un huevo frito y explora la inmensidad del espacio en el que vive. Sus discos de oro y demás recuerdos de la carrera musical que abandonó hace 10 años se encuentran empolvados.... a modo de analogía sus enormes tacones aparecen siempre en el piso, como si ella no pudiese llenar sus propios zapatos. Lila busca videos suyos en Internet y no parece reconocer a la persona que aparece en el vídeo. No logra imitar sus propios movimientos, mucho menos su propia voz. Hasta que encuentra entre los videos a una mujer que la imita en un karaoke, Violeta. Ante la imposibilidad de recordar quién era, Violeta parece ser más Lila que la propia Lila.


Es en ese momento que conocemos a Violeta, una bartender que trabaja en el mismo karaoke en el que se presenta como imitadora de Lila. Violeta vive con su hija Marta, un monstruo con conductas autolesivas pero que también agrede a su madre cuando esta no le da lo que ella quiere. Marta rompe una y otra vez, no solo las cosas de su madre, sino todo los límites sociales de lo que es o no aceptable, sin tener en cuenta en ningún momento lo sentimientos de los demás. Tras una violenta discusión en la cuál Marta exige dinero a su madre y la amenaza con cortarse el cuello si no lo recibe, Violeta camina ominosamente en dirección al mar con intenciones suicidas, cuando de la oscuridad sale Blanca, nuevamente al rescate de otra Lila suicida.

Blanca pone a prueba a Violeta para saber si puede confiar en ella, y tras confirmar la lealtad de Violeta con Lila le ofrece una oportunidad de oro para la fan. El espectador comienza a dilucidar por dónde puede ir la cosa, Blanca le dice a Violeta que Lila no recuerda cómo presentarse en público y necesita de alguien que le enseñe a ser Lila nuevamente. Violeta accede a darle clases a Lila, este periodo en la película se siente como un respiro cuando vemos que la desaparición de la madre tiene en Marta un efecto más o menos positivo. Mientras Violeta desaparece, Marta comienza a valorar la presencia de su madre, parece extrañarla. Sin embargo, vemos como Marta busca autolesionarse de otras formas, buscando pelea en una fiesta. Todo se irá al tacho cuando Marta se entere de que su madre ha estado mintiéndole sobre lo que hacía en vez de ir a trabajar al karaoke.



Violeta va a entrenar a Lila y esta le propone que vayan juntas de gira, pero Violeta se niega y decide quedarse con su hija, quién parecía haber estado mejorando. Antes de separarse Lila le regala a Violeta uno de sus vestidos para que ella pueda verse como Lila cuando cante en el karaoke. Al regresar a casa se encuentra con Marta, quién ha arreglado el vidrio de la puerta que había roto al comienzo de la película. Marta confronta a Violeta, y esta tiene que contarle que ha estado trabajando para Lila. Marta reacciona de forma agresivamente egoísta, le dice a su madre que deberían ir a programas de chismes a contar todo lo que está pasando con Lila a cambio de dinero. Violeta rompe en llanto al darse cuenta que jamás podrá tener una buena relación con su hija, mientras su hija comienza a tener un ataque violento en el que amenaza a su madre con suicidarse si esta no le ayuda a encontrar sus llaves. Las llaves por su puesto son una excusa, Marta vio que su madre en vez de ponerle un límite se volvió a doblegar ante ella y resolvió que lo que necesitaba era hacerle otro berrinche a su madre para que esta reaccione. Esta vez la reacción de Violeta no es la Marta esperaba, mientras esta se pone el cuchillo al cuello y amenaza a su madre, Violeta voltea y le dice "Hazlo".

Al otro lado de la bicorporalidad que es en estos momentos Lila, Lila despierta llorando de una pesadilla. Ante Violeta y Blanca, Lila se descompone y les dice que no puede volver a ser Lila y que no va a presentarse en el concierto de retorno. Parece ser que Lila a recordado algo, sino todo, sobre su vida. Una vez sola con Violeta, le cuenta que su primer disco fue una copia idéntica al demo que hizo su madre antes de caer en la adicción a la heroína. Lila había recreado el demo en un intento de reivindicar la música escrita por su madre, cuando se hizo famosa fue la madre de Lila quién continuó escribiendo las letras de las canciones que interpretaba su hija. Pero Lila no colocaba a su madre en los créditos de los discos. Cinco discos después la madre de Lila comienza a consumir heroína de nuevo, preocupada por que su madre cuente su secreto en los medios de comunicación, Lila le regala a su madre 10 gramos de heroína, por los cuales esta sufre una sobredosis y muere.

"Lila murió el día que murió mi madre", ahora entendemos por qué Lila deja de cantar tras la muerte de su madre. Quizás la razón por la cuál Lila quiso suicidarse antes de su concierto de retorno es precisamente porque sabe que no podrá volver a ser Lila en los escenarios. Al día siguiente en el concierto, Lila se presenta con el nombre y el corte de pelo de Violeta. Lila a tomado la identidad de Violeta para seguir en los escenarios tras haber perdido la identidad de su madre. Pero, si ahora Lila es Violeta ¿Quién es Violeta? Vemos a Violeta regresar a su departamento y encontrar a su hija muerta y las paredes llenas de sangre. Violeta se pone la peluca y el vestido y personifica a Lila una vez más, pero el reflejo en el espejo es borroso, cómo si no existiera una persona delante. Finalmente, Violeta se suicida ahogándose en el mar.



La película aborda una serie de temas como la despersonalización de los famosos que intercambian el tener una identidad privada por una pública, las relaciones madre e hija y la ansiedad y el suicidio como metáforas a la vida social. El gran tema es el de la identidad. Como hemos mencionado, la crisis de identidad es aquello que moviliza a los personajes. Lila, al enfrentarse al no tener identidad y por lo tanto no poder regresar a los escenarios, resuelve suicidarse. Al ver su intento frustrado, decide tomar la identidad de otra persona antes que dejarse morir socialmente. Mientras tanto y por el contrario, Violeta pierde su identidad como Lila, además de su identidad como madre, y decide morir al no encontrar nada en sí misma que la haga un individuo. Esta idea la vemos reflejada en la cantidad de veces que la palabra "única" aparece a lo largo de la película. La unicidad es aquello que se espera y hasta se demanda de estas mujeres. De no ser únicas no son dignas, y por tanto mueren socialmente. En ese sentido, el karaoke cobra esta función de mecanismo por el cual las personas acceden a otras individualidades, individualidades "únicas" las cuales imitan para sentirse únicos ellas mismas.

El tema de la unicidad, la individualidad y la personalidad lo vemos también en las relaciones madre-hija. Por un lado tenemos a Lila, quien adopta la personalidad de la madre y luego al ver esta nueva identidad amenazada decide matarla. Decimos matarla porque al darle esos 10 gramos de heroína por su cumpleaños 60 es como si le estuviera diciendo "Anda, inyéctate, no eres más que una drogadicta", hecho que propicia un posible suicidio de la madre, quien sufre una sobredosis. Pero Lila dependía de la madre para mantener esa identidad, pues eran las canciones de la madre las que le otorgaban la unicidad que el público deseaba. Lila no es, pues, única. Lila puede ser cualquiera, así como cualquiera puede ser Lila. Ante esta falta de identidad, ella toma la de Violeta, quien entrega su propia identidad sin hacer mucho escándalo, quizás aceptando que no había mucha unicidad en sí misma si al final lo único que la compone es la imitación de otra persona que tampoco era única. Tanto Violeta como Lila recurren a dejarse morir en el mar al llegar a la realización de ninguna de las dos es única e irreproducible.

Por otro lado tenemos a la figura de Marta, quién en desesperados intentos de recibir algún tipo de límite o disciplina por parte de su madre, presiona cada vez más la paciencia de esta última mediante arranques violentos de autolesión, berrinches y amenazas. Pero es como gritarle al vacío, Violeta no tiene las herramientas necesarias para controlar a su hija, ni parece querer ocupar ese rol. La incapacidad de Violeta de criar a su hija creará una despersonalización en Marta, quién finalmente también morirá al ver que su madre no va a cumplir con lo que espera de ella. Nos quedamos finalmente con una madre que deja morir a su hija al negarse a ayudarla a crecer. En ese sentido, la cuestión de la personalidad de los hijos tiene mucho que ver con si logran o no salir del yugo materno. Ni Marta ni Lila lograron salir del espacio que compartían con sus madres, Lila tuvo que usurpar el lugar de la madre, mientras que Marta tratará de obligar a que su madre la crie pero fallará en el intento.


La película es bastante pausada (por no decir lenta) que el resto de la filmografía del director. Sobre esto el mismo Vermut se ha manifestado diciendo que su cine está regresando a un clasicismo cinematográfico en respuesta al carácter rápido del cine en la contemporaneidad. El resultado es una película íntima y personal que por la forma en la que muestra a los personajes femeninos y su relación con la madre ha sido calificada de almodovariana. A Vermut no le hace mucha gracia la comparación (no se si le gusta más la que hacen con la película de Ingmar Bergman, Persona). Lo que resulta innegable es lo mucho que se refleja en la película este regreso al cine clásico, a la sutileza en la narración y el uso de personajes con matices que no son digeridos o precocidos a priori en el guión para facilitarle la comprensión al espectador. En ese sentido, mucho de la película queda a interpretación del espectador, por lo que puede sentirse como una película bastante ambigua.


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