SPOILERS
Tod Browning director del Drácula que hizo legendario a Bela Lugosi, esta vez dirige una adaptación del cuento corto “Spurs” de Tod Robbins. “Freaks” (1932) fue controversial por una multiplicidad de razones. La principal fue el uso de actores genuinos de Sideshows o Freakshows. Los Sideshows norteamericanos comúnmente incluían personas con discapacidades o anomalías corporales que ellos llamaban “Freaks”, que en español es monstruo/anormal. Estos Sideshows funcionaban como una mezcla entre un circo y un museo, se cobraba una pequeña suma por entrar a un pequeño local o tienda y ver a estos individuos. Proliferaron a lo largo del siglo XIX en los Estados Unidos luego de haber estado de moda en Europa, hasta la invención de la televisión. Así como con “Ripley’s, believe it or not” y los más chocantes récords Guinness, el interés del público por la exhibición de lo extraño e inusual degeneró en la explotación y sensacionalismo de los actos e individuos que poseían características físicas o habilidades extrañas, comúnmente llamados “curiosidades humanas”.
En tanto se puede discutir la naturaleza de la explotación (a lo largo de la historia de los Sideshows, si bien se podía encontrar casos de explotación física, en los últimos años de la profesión los individuos eran en muchos casos tratados con respeto dentro de su ambiente de trabajo y remunerados apropiadamente), el verdadero problema que se mantiene alrededor de esta película es el uso de la palabra “Freaks” y si es ético o no llamarlos de esa forma en una película sobre Sideshows. En última instancia, la apropiación del término “Freak” por parte de los actores con discapacidades de los Sideshows no es un tema de discusión para personas sin discapacidades. Sin embargo, es importante tener en cuenta antes de emitir un juicio moral acerca de la participación de personas con discapacidad en una película cuyo título es una palabra usada para desestimarlos, se debe tener en consideración que muchas de estas personas no solían tener muchas otras oportunidades de trabajo, a causa del estigma que rodeaba a las personas con discapacidades, por lo que muchos optaban por aceptar que se les presente como “Freaks” como último recurso. El corte original de Browning aparentemente incluía una serie de líneas en el diálogo que debían inducir al espectador a entender que las personas sin discapacidades del circo eran los verdaderos “Freaks”, sin embargo, 30 minutos de la película fueron cortados luego de las primeras funciones. Una versión idealizada o romantizada de los Sideshows puede ser vista en la película “The Greatest Showman” acerca de P.T. Barnum, empresario pionero del círculo circense y creador del P.T Barnum Museum que solía presentar actos denominados de “Freaks”. Incidentalmente uno de los “Freaks” del museo de Barnum, Harry Earls, aparece junto con su hermana en la película Freaks como una pareja con enanismo. Fue el mismo Harry Earls quien presentó la idea de hacer una adaptación del cuento corto “Spurs” a Tod Browning.
La película muestra como una persona sin discapacidades, en este caso la trapecista Cleopatra, es capaz de cometer horribles actos de manipulación, envenenamiento e intento de asesinato. Los héroes de la película son artistas con discapacidades, que luego de percatarse de las nefarias intenciones de Cleopatra, deciden tomar la justicia por sus propias manos. Los villanos “reciben su merecido” y la película termina mostrando a Cleopatra como un “monstruo mitad humano, mitad gallina”, el segundo corte de la película muestra un final “más” feliz luego de esta escena que fue considerada como “muy perturbadora” por la audiencia. La historia se desarrolla a través del diálogo que acompaña escenas que muestran algunos de los actos que los artistas solían realizar en la vida real, como por ejemplo Prince Randian (The living Torso o, en español, el torso viviente) que sin ayuda liaba y encendía un cigarrillo. El final efectivamente es bastante chocante tratándose de una película de los años 30s, incluso luego de la edición final que cortaba escenas en las que se mostraba a Hércules (el hombre fuerte), uno de los antagonistas, castrado cantando como soprano.
Otro impresionante aspecto de esta película es la maravillosa manera en la que fue filmada y editada, se siente mucho más dinámica que otras películas de la época. La impecable fotografía no desentona ante la mirada de un público moderno acostumbrado al cine a color, razón por la cual esta película mantiene su relevancia a lo largo de los años, pese a haber sido la controversia lo que la hizo famosa. Es a grandes rasgos una película muy bien realizada que conmueve y cautiva al espectador a la par que lo mantiene al borde de su asiento, hazaña difícil de realizar en un público moderno con una película de hace 86 años.
Desafortunadamente, la Carrera de Tod Browning se termino a causa de la controversia que causó el film. La negativa respuesta de los críticos, los medios y la audiencia refleja asimismo el declive y la deslegitimización de los Sideshows durante la época. Se dice que miembros del staff de MGM y la mayor parte del público sentían asco al ver a los artistas, generando que el estudio considere cancelar la producción y posteriormente las funciones. A pesar de haber argumentado que la película “humanizaba la deformidad”, MGM recibió fuertes críticas ante la distribución del film. El público parecía más al tanto de las razones médicas detrás de las anormalidades físicas que solían encontrar sorprendentes, como era de esperarse, ahora que dichas anormalidades tenían una explicación, el público perdió el interés en el sensacionalismo que solía acompañar dichas anormalidades. No fue hasta la década de los 60s, luego de ser proyectada en el Festival Internacional de Cine de Venecia, que la película volvió a llamar la atención del público, gracias a la reivindicación del termino “Freaks”, y su estatus como película que parecía celebrar, o como mínimo normalizar el ser diferente o fuera de lo común. Paralelamente, mientras muchas personas con discapacidades luchaban por reclamar el espacio que merecían dentro de la sociedad, algunos artistas de los Sideshows prefirieron reclamar la etiqueta “Freak” y permanecer en el negocio. Finalmente, la modernidad prevaleció, y la popularidad de los Sideshows y su rentabilidad disminuyeron rápidamente, convirtiendo a este tipo de atracciones en una forma de entretenimiento bastante especializada y underground. Hoy en día se pueden encontrar algunos que sobreviven en los estados unidos, afortunadamente, normas y leyes actuales nos aseguran que ningún artista está siendo explotado y que se les paga un sueldo justo. Los Sideshows o Freakshows modernos ya no promocionan personas con discapacidades como “curiosidades humanas”.
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