House of 1000 Corpses (2003): Larga vida al Capitán, Sid Haig


Oh Captain, my Captain! Esta semana tocaba la reseña de La Marca de la Pantera, sin embargo, tras el fallecimiento de Sid Haig, sentí la necesidad de dejar mi propio (aunque probablemente insignificante en comparación con otros) tributo a quién dejó una marca tan importante en el desarrollo de mi vida cinematográfica. Sid Haig se instaló en nuestros corazones con su excelente interpretación del Capitán Spaulding, personaje de las películas bandera de Rob Zombie: House of 1000 Corpses, The Devils Rejects y la recientemente estrenada Three From Hell. Sin embargo, la razón por la cual Zombie lo eligió como uno de sus actores fetiche, es por el importantísimo y amplio legado que dejó Haig en el cine y la televisión desde principios de los 60's hasta la actualidad, teniendo aún en pre-producción 2 largometrajes al momento de su muerte. Haig jamás se detuvo, incluso a pesar de las dificultades que la vida le puso delante Haig asistía a conferencias, convenciones e incluso eventos de caridad, en los cuales se portaba con absoluta amabilidad y humildad con sus fans a pesar del deterioro de su salud.

El personaje que interpreta en la trilogía de Zombie es el Capitán Spaulding, un payaso recontra creepy cuya fachada es una tienda de atracción de turistas que vende pollo frito y ofrece, además de una exhibición de objetos "bizarros" que hace la función de "museo", un tour a través de una casa embrujada sobre asesinos en serie estadounidenses. Pero como pronto nos va a revelar a la película, Spaulding no es un payaso creepy cualquiera, en realidad es un payaso creepy asesino.... esperen, todos los payasos creepy son asesinos... Bueno en fin. La cosa es que es un tipo peligroso y su atracción no es un buen lugar en el cual quieres quedarte varado. Y eso es exactamente lo que le pasa a un grupo de jovencitos blancos estándar que veremos sufrir a lo largo de la próxima hora y media.


Este grupete de insoportables jóvenes adultos norteamericanos son nuestra presa, podrían ser nuestros héroes pero este no es ese tipo de película. Esta es más bien del tipo que Scream parodió unos años atrás, todos los jóvenes terminan siendo asesinados tras demostrar de una u otra forma lo que los hace a cada uno de ellos insoportables... Excepto, evidentemente, por la final girl. Por ese lado no hay mucho que pueda ser spoileable, la película apela a este conocimiento previo que maneja el fan del cine de terror para darnos a entender que la película no es necesariamente sobre cómo se va a derrotar al mal, sino más bien sobre cómo el mal va a destrozar la representación tangible del "estilo de vida americano". 

Es por eso que nuestra final girl es establecida desde el principio, Denise es la hija de un policía en retiro sobreprotector llamado Don, quien establece desde su primera aparición que es capaz de cruzar el océano pacífico nadando estilo mariposa por buscar a su hija. Inmediatamente después de darse cuenta que su hija se está demorando en llamar, Don decide que algo anda terriblemente mal (tiene razón) y decide ir en búsqueda de su hija con otros dos policías. Entonces, mientras por un lado vemos la historia de los muchachos, por otro podemos ver como los policías se van acercando de a pocos al posible rescate de los mismos. Esta tramilla que ocurre en paralelo está puesta ahí para mantenernos a la expectativa de un conflicto entre los policías y los villanos, dándonos la esperanza de que alguno salga con vida de la trampa en la que cayeron como moscas tontas.


Pero no, escúchenme, estos chiquillos merecen morir, lo juro. Lo que pasa es que al final del tour de casa embrujada en el que se metieron con Spaulding como guía, aparece una figura que ellos no conocían como parte del vasto folclore de asesinos en serie estadounidenses: El Dr. Satán, un cirujano loco que operaba los cerebros de pacientes psiquiátricos con la intención de crear una raza de súper-humanos, quién al ser descubierto fue colgado por una turba enardecida . Spaulding les cuenta a los chiquillos que pueden visitar el lugar en dónde colgaron al Dr. Satán y de mala gana tras la insistencia de uno de los insoportables, les hace a los chiquillos un mapa para que se larguen. 

Y como los blancos estándar que son, se van a ver el maldito árbol en vez de seguir con sus vidas. No bastando con eso, encuentran a una sensual Sheri Moon Zombie (de adolescente me quería casar con ella pero Rob Zombie me ganó mucho antes) tirando dedo en la oscura y tétrica carretera y deciden jalarla hasta por ahí para que les indique en dónde se encuentra el estúpido árbol.  Pero, Oh sorpresa! en el camino se les pincha una llanta, y muy convenientemente la bella extraña que subió a su auto les ofrece la ayuda de su medio hermano, quien tiene una grúa. Los tarados muchachos aceptan la generosa oferta y se van todos a la casa de la chica a esperar que arreglen el automóvil para poder irse.


Ya a estas alturas no es que me interese en lo más mínimo la seguridad de estos muchachos, para rematar nos comienzan a presentar a la familia de Baby (Sheri Moon Zombie) y ellos me simpatizan mucho más que los muchachitos. Lo que pasa con está película es que los villanos están tan detalladamente construidos, que en comparación con los blanquitos estándar básicos, no nos queda mejor opción que alentar a los villanos. Lo que sigue es un cabaret de escenas bizarras bastante inspiradas en la segunda Texas Chainsaw Massacre en la cual vemos a esta mega excéntrica familia atormentando a los genéricos, quienes van cayendo uno a uno tras ser torturados física y psicológicamente.

Justo cuando pensamos que los policías van a salvar a los muchachitos sobrevivientes, o por lo menos generar un conflicto lo suficientemente grande como para que la película cumpla con nuestras expectativas aristotélicas de estructura, los policías que llegan al auxilio son rápidamente abatidos por la familia del terror. Justo a tiempo para que podamos seguir disfrutando de ver como torturan a los básicos. House of 1000 Corpses es una de esas películas de terror que en ningún momento trata de que te encariñes con las víctimas, que en otras circunstancias serían los "héroes" y de esas hay muy pocas. Este fenómeno tiene mucho que ver con el cambio que ocurre en el género slasher a partir de los 80s. Los slashers surgen en los 70s como un género de terror destinado a reflejar el miedo que se tenía en los Estados Unidos ante una posible crisis de valores. El slasher representa el terror ante la degeneración o perdida del tradicional estilo de vida norteamericano, es por eso que en muchas películas representativas del género vemos por un lado estereotipos de lo que está "mal" con la juventud recibiendo castigo por quebrar la norma moral y, por otro lado, a la final girl, quien representa el último bastión de pureza generacional (es virgen o virginal, no se droga, no toma, etc.)

La crisis a la que me refiero comienza a mediados de los 80s, el género había saturado el mercado y los slashers fueron relegados a producciones que pasaban directo a VHS sin estreno en sala. A raíz de esta falta de exposición masiva, los realizadores tenían la libertad de realizar películas, parodias y secuelas slasher con mayor soltura, dándonos como resultado joyas del slasher como la ya mencionada Texas Chainsaw Massacre 2, April Fool's Day, las secuelas de A Nightmare On Elm Street, entre otras. La característica principal de esta segunda generación del slasher es el uso de la comedia y la exageración de una violencia carente totalmente de sentido para atraer a un público nicho que ya estaba enganchado con el género, de ahí que se hagan tantas secuelas.


Pero es a partir de 1996 con Scream que los remanentes de este género se institucionalizan, dándole al mundo un set de reglas y convenciones propias del slasher que, al ser de conocimiento general, permiten a los cineastas subvertir las expectativas del público. De esta nueva era mis favoritas (además de House of 1000 Corpses) son Bride of Chucky (1998) y Urban Legend (1998). Sin embargo, durante esta etapa el slasher se popularizo nuevamente, generando un "nuevo mainstream" en el género. Como podemos ver en muchas de las películas estrenadas en esta época, además  de la nostalgia por las convenciones clásicas del slasher, se utilizaban elementos contemporáneos como música moderna (por lo general industrial, no me pregunten por qué), elementos de la moda rave, actores jóvenes y músicos que puedan ser reconocidos por los jóvenes, etc. En términos post-modernos, se volvió edgy.

House of 1000 Corpses no escapa al edge a pesar de apelar más a la nostalgia situando la película en la década de los 70s y utilizar muchísimos elementos del cine exploitation . En su momento, Zombie logró rescatar el slasher de las sucias garras de la cultura popular, haciendo uso y explotación del típico asesino slasher y destruyendo sin posibilidad de supervivencia a los clásicos héroes norteamericanos. En retrospectiva sin embargo, Zombie formó parte sin querer queriendo de otra cultura pop en formación: las películas de terror de estética alternativa (Carrie 2: The Rage, Blade II, Underworld). Y la razón por la cual agrupo la filmografía de Zombie en esta categoría que quizás es aún muy abstracta en términos académicos, es por esa maldita manía que tenía el tipo de poner la música de su banda como soundtrack de sus películas. No saben lo única y detergente que me siento viendo una película de Rob Zombie, me dan ganas de pintarme las uñas de negro, vestirme como gótica de supermercado de los 90s, irme a un rave, sacar la lengua y tomarme una selfie con filtro azul.


Es curioso que uno sienta nostalgia ajena con cierto tipo de películas, como ocurre con el revival de los 80s en series como Stranger Things y el reciente revival de los 90s con Us (2019). Y es que a pesar de haber vivido parte de los 90s, los viví en Perú. No tengo la más mínima idea de cómo se debe haber sentido experimentar el mundo que he visto en tantas de mis películas de terror favoritas. Y sin embargo, siento una especie de añoranza extraña cuando veo películas de terror situadas temporalmente en décadas tan marcadas por su propio estilo. Debe ser por haber crecido viendo en la pantalla chica a todos estos personajes tan similares entre sí que mutan de a pocos a lo largo del desarrollo del slasher. Quizás es que estamos a menos de una semana de Octubre y tengo un antojo brutal de películas de terror, heavy metal, pop corn y una mantita. Posponer la reseña de Cat People ha sido una buena decisión después de todo, volver a ver a Sid y recordarlo sonriendo, cubierto de sangre pero sonriendo.

Pero para nada se queden con lo que les acabo de presentar, vayan más allá por favor. Vean otras películas de Sid como Spider Baby (1967) en la cual comparte la pantalla con el gran Lon Chaney, o en ambas Foxy Brown (1974) y la película de Tarantino inspirada en esta, Jackie Brown (1997), de paso que vamos perfilando lo que es la nostalgia como fenómeno social.


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