Mi papá me dijo que si quiero más lectores debería cubrir películas más actuales, pero como soy contreras, les voy a reseñar Tinta Roja de Pancho Lombardi. Hace un par de años cuando aún estaba en la universidad, se me ocurrió llevar el curso de fotoperiodismo para llenar mi horario, puesto que solo me faltaba un curso para egresar pero tenía que llevar por lo menos 3 para matricularme. Como ya había llevado fotografía analógica con la misma profesora, y a decir verdad era bastante buena manejando una cámara, pensé que sería un curso fácil, más que un curso un descansito. Y la verdad que todo (incluso las clases prácticas los sábados a las 9 de la mañana) fueron bastante amenas y llevaderas, hasta que llego la parte final del ciclo.
Veran, la parte final del curso de fotoperiodismo, curso de bienvenida a los estudiantes que ingresan a la facultad a través de la carrera de periodismo, es ir de comisión con un fotoperiodista de un periódico local. Hasta cierto punto tienes libre albedrío sobre tu día de comisión, puedes elegir el periódico por ejemplo. Digamos que en la lista están Perú 21, El Trome, Depor y El Comercio digo por ejemplo porque la verdad no recuerdo qué periódicos eran; tu tienes la libertad de elegir, pero tu elección trae consecuencias bastante dispersas. Si escoges Perú 21 o El Comercio y pasa que hay un evento importante en el congreso capaz que te mandan 8 horas a pararte en el congreso, si hay un concierto capaz que te mandan al concierto y te ganas. Si elijes Depor y hay un clásico seguro te mandan ahí. ¿Pero qué pasa si escoges Trome o afines y hay un terrible accidente de autos en la carretera central con 20 muertos, o un incendio en un colegio con niños atrapados? ¿Qué pasa si el día que sales de comisión hay 2 feminicidios?
De eso se trataba la segunda parte del curso, y déjenme decirles, que aun llevándoles años de experiencia a mis compañeros, nada de lo que sabía sobre fotografía (o sobre la vida en todo caso) me pudo haber dado algún tipo de ventaja ante semejante desafío. Las semanas previas a la comisión leímos Ante el dolor de los demás de Susan Sontag, vimos y discutimos fotografías tomadas el 11 de Septiembre, se estableció la cuestión de si uno debe o no intervenir (tratar de ayudar) en caso de accidentes, qué tanto mostrar en caso de imágenes explícitas, etc. Hace poco revisé mis notas de esa clase y parece que el consenso fue "no le hagas a otros lo que no quieres que te hagan.". Esas clases nos plantearon a todos problemas morales que definitivamente no estábamos listos para enfrentar, a la par que nos preparábamos para zambullirnos de pepa en un mundo en el cual una cámara y un fotocheck podrían ser una corona o una bolsa de caca amarrada al cuello.
No recuerdo si no pude ir a mi comisión porque me internaron en la clínica o porque tenía que presentar un trabajo de mi proyecto final, el punto es que no pude ir, y eso me dolió en el alma. Me dolió principalmente porque quería probarme a mi misma que tenía la fortaleza y la conchudez para meterme en cualquier sitio y tomar las mejores fotos, serían tan buenas mis fotos que me ofrecerían un trabajo ese mismo día. Pero esa oportunidad nunca llego, y lo más probable es que no vuelva.
Es así como regreso a Tinta Roja. Había visto la película por primera vez hace unos 4 o 5 años, recuerdo haberla disfrutado, pero no recordaba nada más. A la segunda vista ya iba recordando cositas mientras la veía, no sé si el giro final efectivamente lo recordé o si estaba tan perfectamente armado que mi subconsciente lo asumió como la única posibilidad.... lo que me lleva a mi primer punto: ese bendito guión.
La historia está basada en la novela homónima de Alberto Fuguet, la cual no he leído y es una pena porque me encantaría extender esta reseña 40 páginas más solo para comparar la película con el libro. La adaptación, es decir el guión, fue realizada por Giovanna Pollarolo, una de mis top 10 personas más importantes del Perú, responsable de otras joyas del guión y la adaptación como Pantaleón y las visitadoras (1999) y La boca del lobo (1988). Parte (gran parte) de la razón por la cual no suelo tenerle fe al cine peruano es el trabajo de guión, suelo sentir los diálogos sumamente forzados, las respuestas poco espontaneas. Siempre me ha sacado de contexto cuando puedo sentir que el actor esta recitando el texto en vez de hacerlo suyo. Y en tanto esto sí se puede sentir en algunas escenas de Tinta Roja, los diálogos desde su origen en el papel están escritos tan espontáneamente que uno puede sentir la naturalidad de las conversaciones, especialmente en las escenas entre Giovanni Ciccia y Gianfranco Brero
Como suele ocurrir en muchas coproducciones peruano-españolas, la inclusión de dos actores españoles como condición para la inversión, también me saca un poco de contexto. Lo Bueno: Fele Martínez aunque prácticamente mudo es un personaje que porta muchísimo a la dinámica del equipo y la moraleja final de la película. Lo Malo: El cambio de acento entre escenas de Lucía Jiménez me saca mucho más de contexto que un simple "podría ser una estudiante de intercambio y ya" en vez de "oye medio que suena española a veces y a veces habla como limeña que raro ¿No?".
A nivel técnico no tengo objeciones ni halagos, además de ese guión tan bonito. La fotografía estaba bien, la música no estaba mal, la edición estaba bien, el ritmo estaba bien, ¿si me entienden? Las estrellas de esta película son Giovanna y Pancho, el guión y la dirección de actores. Es, efectivamente, como decía un conocido de hace algunos años, una de las mejores películas peruanas. Gracias Pancho por tanto, perdón por tan poco.
Pero ustedes no vinieron acá a leerme hacer alarde de mi educación universitaria, vinieron por entretenimiento, y aquí les voy. El martes mientras veía la película me tome la libertad de tomar apuntes, por lo que estaré describiendo la película en orden cronológico de ahora en adelante. *SPOILERS*
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| Es ridículamente difícil encontrar imágenes de esta película en buena resolución, alguien dígame si Butaca Perú ha sacado una copia en DVD remasterizada por favor. |
La historia sigue a Alfonso, un practicante de periodismo al que de ahora en adelante le dirán, y le diremos, Varguitas porque es tan gil que su libro de cabecera es Cartas a un joven novelista y merece todo el bullying le puedan hacer por llevar ese libro bajo el brazo a su entrevista de trabajo. Alfonso quiere escribir novelas (claramente), no se le ocurre mejor idea que postular a un puesto en un periódico amarillista, posiblemente patrocinado por el SIN, llamado El Clamor. Postula al mismo tiempo que una española muy bonita, y para su mala suerte ella escoge entretenimiento primero, obligándolo (la zona chevere en donde puedes hacer muchos contactos) a entrar en policiales (la zona palta en donde ves cadáveres y todos fuman dos cajas de cigarros INCA sin filtro al día). En su primera comisión lo agarran golpes en un barrio cuando le trata de preguntar a una señora sobre la muerte de su esposo, sobre la cual ella no sabía absolutamente nada.
Entrelazadas se encuentras escenas del presente, se encuentran todos en camaradería en un bar, celebrando algo, aún no sabemos qué. Estas escenas del bar se sienten muy Pulp, muy noir, con el humo y el trago enmarcando a los personajes mientras recuerdan como llegaron a esta situación. Regresamos al pasado y vemos como se van acostumbrando Alfonso y Faundez (Gianfranco Brero) a trabajar juntos, es una clásica dinámica Mentor-aprendiz en la cuál el mentor provecha cualquier oportunidad para joder a Alfonso y romper la tensión. La verdad que el personaje de Faundez es perfecto, su boquilla de cigarro en sí misma es un personaje. Creo que mi cita favorita de él es "Puedo seguir escribiendo o me vas a seguir jodiendo".
Llegamos a la escena del feminicidio en el hotel. Evidentemente estamos en el 2000, la palabra feminicidio no está en boca de nadie y no habrán cambios significativos en el trato hacia la mujer hasta por lo menos unos 12 años más tarde. Varguitas escribe una nota lugubre y realista, sobre un energúmeno que mata a una mujer por celos, por pensar que puede salirse con la suya por tener plata. Faundez le explica que no puede ser tan necio, que tiene que tener algo que compasión con el asesino. Recordé la portada que le dedicó Caretas a Adriano Pozo, y como le dieron una gran plataforma para que pueda explicar su punto de vista luego de haber salido en todos los noticieros del país en un video arrastrando del cabello a Arlette Contreras. Hablaremos más de esto en unos momentos.
En segundo plano hay una historia de amor, Varguitas está enamorado de Nadia, la española que le robó su puesto, y se muere de lo celos cuando la ve en pleno jijiji jajaja con el viejo verde de su jefe (el tipo de espectáculos). Durante un buen rato juegan al gato y al ratón, ella lo para choteando y él se hace el que no pasa nada, un día el sale con una chica y Nadia los encuentra y les hace roche, otro día se acuestan juntos. Toda una relación tóxica 2000era. Al día siguiente de acostarse juntos Varguitas comienza a ignorar a Nadia, según él simplemente no se sentía cómodo siguiendo con esa situación luego de haber sido rechazado tantas veces.
Varguitas decide aprender a la mala por qué no cuestionamos a nuestros superiores en público siendo practicantes. Varguitas consigue una primicia calientita, suya de sí mismo, no se la da a nadie, llega a la imprenta con sus fotitos y su texto todo listo para imprimir la sonsera y que salga antes que cualquier otro medio. Faundez decide pasarle la primicia al personaje de Yvonne Frayssinet, otra periodista con la cual se acuesta que siempre se agarra sus primicias. A Varguitas se le cruzan los chicotes y le reclama a Faundez que no es justo que le haya regalado su primicia a la señora con la que se acuesta, y Faundez le mete un puñete y le abre la frente. Es con este acontecimiento que nos empatamos con las escenas del presente. Varguitas recibe un premio por la novela que escribió (¿Con qué tiempo? No se) y se van a chupar al bar, se cierra el círculo y otro se vuelve a abrir cuando por la puerta entra el oficial de policía que les pasaba los datos.
Este es el giro que les decía. No sé si lo vi venir porque lo recordaba porque estaba tan bien enmarcado en el resto del guión que era la única resolución posible. El punto es que es un giro preciso y recontra tragedia griega. Faundez, a pesar de ser mujeriego y medio Bukowski, no se separaba de su mujer porque tenían un hijo con síndrome de down. Cuando el oficial entra al jolgorio, su cara compungida nos dice todo, ha ocurrido un accidente, y no de esos que nos dan de comer. El hijo de Faundez ha sido atropellado y yace muerto en la acera, los fotoperiodistas saltan al ataque como buitres, Faundez huye desesperado por la impotencia de no poder detenerlos, de no poder evitar que fotografíen el cuerpo de su hijo. A la mañana siguiente se lee en la portada de El Clamor "Banda de fumones de breña pasa de vueltas a niño down", lo redactó Varguitas... ¿y las fotografías de la mujer de Faundez llorando? Cortesía del mudo de Escalona, quién gastó el 90% de sus diálogos en hacer llorar a la viuda de su jefe para la foto.
Faundez desaparece y Varguitas se hace cargo de policiales en su ausencia. El oficial como de costumbre les trae una primicia, un infante muerto posiblemente asesinado por su madre a golpes. El truco es que el certificado de defunción decía muerte natural, pero el cuerpo presentaba signos de traumatismo. Siempre en búsqueda de la primicia calentita, Varguitas sigue la nota hasta la morgue, en dónde pregunta quién fue el Dr. que falsificó el certificado de defunción, en un último giro del destino, resulta que el Dr. fue su padre, quien lo había abandonado hace muchos años. ¿Podrá Varguitas traicionar a su propio padre por una primicia? Sintonicen la próxima semana para descubrir el desenlace de esta historia claro que si, el tipo ya tiene medio cuerpo metido en el barro le importa un rabanito si es su padre el implicado. Varguitas escribe la nota, listo para ser quien libere la primicia sobre el crimen de su padre, al día siguiente la nota en la impresión es otra... Faundez renace de entre las cenizas para evitar que Varguitas venda el 0.46% de alma que le queda al diablo. Faudez nunca vuelve al periódico, y justo cuando van a dejar a Varguitas a cargo de policiales oficialmente, llega un nuevo gil practicante a recordarle a Varguitas que está echando raíces en un lugar en el que nunca quiso quedarse.
Una rápida búsqueda en las interwebs nos da a entender una realidad que no cambiado mucho desde hace muchísimo más de 20 años. Estos son los resultados de buscar "Adriano Pozo" (quién curiosamente se apellida igual que mi agresor) en YouTube. Tal como lo mencioné con el ejemplo de Caretas lo que más vendió en su momento fueron imágenes, vídeo y texto del tipo contando su versión de lo ocurrido. A pesar de haber sido condenado y tener una orden de captura, poco es lo que se puede hacer cuando una persona con tanta libertad y poder se encuentra "no habida". Es por eso que ante la indiferencia del poder judicial y demás órganos encargados de impartir y asegurar la ejecución de justicia, la prensa debería de ser extremadamente cuidadosa con la forma en la que se tratan ciertos temas, entre ellos la violencia contra la mujer.
No es el único tema definitivamente, el hincapié que hacen algunos medios de comunicación en asegurarse de mencionar la mayor cantidad de veces posible que cierto delincuente era de Venezuela, la explotación de quienes acaban de perder a un familiar o se encuentran desesperados. Desde la red de periódicos chicha controlados por Montesinos, pasando por los monopolios de información, los periódicos de inclinación partidaria, los pasquines sensacionalistas.... En 20 años el periodismo el Perú ha tenido suficiente tiempo para alejarse de la crisis deontológica en la que se sumió en los 90s. Mostramos como comunicadores lo que vende, lo que da likes, lo que da vistas, lo que genera ruido, lo que atrae público. Luego como consumidores nos quejamos cuando hacemos zapping y no hay nada que ver más que programas de chismes de tres horas, talk shows con peleas armadas, personas en ropa de baño apilando vasitos, mujeres contando sus secretos en televisión nacional por dinero y siendo asesinadas al día siguiente por ello, lo cual saldrá inmediatamente en el noticiero del mismo canal que pasó el programa en cuestión.
"¿Entretener o Informar? Entretener. Contamos historias, olemos el sexo, la sangre, la envidia."






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