SPOILERS
En los años 70s en México se
vivían tiempos de inseguridad y represión. El 10 de Junio de 1971 un grupo de
estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México y el Instituto Politécnico
Nacional salieron a las calles para exigir de forma pacífica mayores libertades
políticas y la democratización de la enseñanza. Un grupo paramilitar denominado
“Los Halcones” abrió fuego contra los estudiantes dejando decenas de víctimas
fatales y heridos, se le conoce a este hecho como “La matanza del jueves de
corpus” o “El Halconazo”. Los paramilitares atacaron en una primera instancia
con varas de bambú y palos de Kendo, al no tener mucho éxito contra los
estudiantes comenzaron a disparar con armas de fuego de alto calibre. Los
estudiantes trataron de huir y esconderse, mientras que los policías se negaban
a detener la masacre. Los heridos fueron llevados a un hospital en dónde “Los
Halcones” remataron a tiros a los sobrevivientes. Se especula que el número de
muertos rodea los 120, incluyendo a un chico de 14 años. La versión que hizo
pública la policía es que entre los mismos estudiantes había grupos extremistas
que atacaron a sus propios compañeros. Hoy en día se sabe que la existencia del
grupo paramilitar era bien sabida entre oficiales del gobierno, y que este
había sido especialmente entrenado y armado con fines represivos por el
gobierno.
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"El Halconazo", 1971, México |
La situación política en México
de los 70s resuena con la de otros países Latinoamericanos. Roma narra una
historia que muchos Latinoamericanos podemos reconocer, porque la hemos vivido.
Es sin embargo esa resonancia la que marca la diferencia entre el público
latino y el público extranjero. La desigualdad
social se hace notar desde el comienzo en las dinámicas entre Cleo, una
trabajadora del hogar de origen indígena, y la familia de clase media-alta para
la que trabaja. El trato de la familia con Cleo no es abusivo, pero si
distante: A Cleo no se le permite sentarse con la familia, ni en el almuerzo ni
cuando la familia está viendo televisión, se le controla incluso el uso de luz en
su propio cuarto, el patrón critica duramente el estado de la casa sin
importarle que Cleo esté por ahí (demasiado ocupada criando a los niños para
dejar todo impecable), la patrona le grita en una escena para descargar su
frustración, la hacen cargar las maletas de los niños estando en un avanzado
estado de embarazo... Esta situación puede ser considerada como ideal si se
tiene en cuenta que muchas empleadas del hogar en Latinoamérica no tienen tanta
suerte. Yo por ejemplo estaba casi segura de que Cleo perdería su trabajo al
informarle a la señora de la casa que estaba embarazada, porque eso es lo que
pasa en muchos países en la vida real. Por ahí vi una reseña en YouTube de una
persona estadounidense que de alguna forma interpretó un mensaje feminista en
una de las escenas finales cuando la patrona le agradecía a Cleo por haber
salvado a sus hijos, y por primera vez
reconocer el estado de crisis emocional en el que Cleo se encontraba. Este
momento de hermandad interpretado por el Youtuber como “hermandad feminista” se
acaba ni bien Cleo regresa a la casa, en dónde debe volver a su rol de
servidumbre. La película sin embargo no dedica mucho esfuerzo a criticar
duramente la dinámica servidumbre-patrón, como otras películas latinas que han
tratado el tema.
No son solo las dinámicas sociales las que resuenan con el espectador latinoamericano sino también el contexto político y social. Muchos países de Latinoamérica pasaron por situaciones de brutal represión por parte del gobierno, de desapariciones y reformas agrarias que fuerzan a comunidades indígenas a migrar a las grandes ciudades. Entendemos de arranque que no es mera casualidad que ambas trabajadoras domésticas sean de origen indígena, en contraste con la familia para la que trabajan que es blanca de clase media-alta. La película maneja una serie de códigos particularmente latinos que no se detiene a explicar con cucharita.
La película nos muestra a Cleo hablando
en mixteco, su lengua materna, cuando desea comunicarse con naturalidad con
Adela, la otra trabajadora de la casa. Vemos que los únicos momentos en los que
se puede desenvolver con soltura es cuando se encuentra en su habitación en su
día de descanso. A pesar de pasar la mayor parte de su tiempo con la familia
para la que trabaja, los únicos miembros de la familia que le muestran alguna
especie de afecto son los niños, en particular los más pequeños. La
cinematografía apoya la necesidad de la película de mostrar a Cleo de forma
natural e íntima. La cámara rodea a Cleo en planos secuencia perfectamente
coreografiados, utilizados principalmente cuando Cleo se encuentra en el centro
de eventos particularmente importantes. Una escena particularmente fuerte es la
escena del parto en la que podemos ver el desapego emocional con la que tratan
a Cleo en el hospital tras romper fuente. La escena transcurre en una sola
secuencia dando la impresión que Cleo no tiene ni un solo momento de
tranquilidad para asimilar lo que está pasando. El uso del plano secuencia genera en el
espectador una ansiedad fuerte que empalma con el desenlace de cada una de
estas escenas.
La cinematografía se demora en
asentarse en el espectador, sobre todo cuando no se está acostumbrado al cine
en blanco y negro. A mi parecer la serenidad que genera el blanco y negro ayuda
mucho a que nos enganchemos a la historia, de haber sido rodada a color pude
haberme distraído mucho con los colores en escenas de mayor congestión visual,
como la escena del cine por ejemplo. El maravilloso uso de la luz y la sombra
genera un dramatismo magnífico en algunas escenas y agrega mucho al in
crescendo de la segunda mitad del film.
La escenografía y el set fueron
creados especialmente para la película, se recreó todo un barrio mexicano tal y
como Cuarón lo recordaba, este logro es en sí un impresionante despliegue de
producción artística, lástima que la falta de color pueda costarle el Oscar a
mejor diseño de producción. En ese sentido podemos afirmar que en Roma no hay
ni un solo pequeño detalle que no haya sido pensado con anticipación. La forma
tan afanosa con la que Cuarón retrata al padre meticulosamente tratando de
meter el enorme Ford Galaxy en ese angosto garaje, en comparación con la
precipitación de la madre que ya se encuentra en un estado de desesperación y
no tiene reparos en maltratar el auto porque le importa poco.
De modo más objetivo, tomando en
cuenta una serie de reseñas y opiniones sobre la película que he leído estos
días, parece ser que para el público latino el consenso es que, si bien la
película está magníficamente realizada, es un tema que se ha visto numerosas
veces en el cine nacional de cada país en situaciones similares. Recuerdo por
ejemplo la coproducción chilena-española “La Nana” del 2009 que trata sobre una
nana cama adentro que se siente amenazada ante la posibilidad de ser
reemplazada por otra nana como objeto de afecto de algunos miembros de la casa.
Es un tema recurrente de los medios audiovisuales latinos la historia de la
empleada del hogar y su relación con la familia, ya sea positiva o negativa, y
una característica común del tratamiento del tema el protocolo que se espera de
la trabajadora del hogar a pesar de recibir afecto por parte de algunos
miembros de la familia. Es quizás por esto que el público latino puede sentir
que esta historia ya la ha visto antes, más de una vez, y por tanto no es tan
impresionante como podría ser para un público de otro origen. En mi caso, fue
el haber reconocido el tratamiento del tema lo que me dio una sensación de familiaridad
con los personajes crucial para entender mejor al personaje de Cleo y cómo
puede haber estado sintiéndose a lo largo de la película.
No es una película para todos, y
no se puede tomar eso como una crítica. He conocido gente que no soporta
ninguna película en blanco y negro, por otro lado mis compañeras de trabajo están
de acuerdo en que no se sintieron atraídas hacia la película porque les parecía
ya haber visto la trama en otras películas, incluso hay personas que no logran
disfrutar la película porque el ritmo es bastante lento. Las opiniones parecen
estar bastante polarizadas, pero parece ser que la opinión más común entre mis
colegas críticos es que esta es una de las más fuertes contendientes entre las
nominadas al Oscar a mejor película. A mí en lo personal, me encantó y creo que este es un buen primer paso a que se rompa el monopolio de Hollywood en los Oscars.
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